{En las cercanías del río Laja, en el estado de Guanajuato, se ubica Dolores, la comunidad de donde es oriundo Jose Alfredo Jimenez, el famoso compositor de música vernácula.

En este sitio los días tienen “sabor” a helados deliciosos, de esos que se expenden en el jardín central del pueblo. También es grato comprar ornamentos de cerámica en el tianguis artesanal de Dolores. El lugar también es imperdible por haber servido de residencia al padre Miguel Hidalgo, hombre de ideales insurgentes y que se rebeló en contra de de la Nueva España en los albores del siglo XIX. }

Estos importantes eventos relacionados con el desarrollo de la nación mexicana, son evocados en diferentes calles, antiguas construcciones y museos de este Pueblo Mágico.

De entrada, les aconsejamos conocer en Dolores Hidalgo el Museo Bicentenario.

Es un recinto que atesora cerca de 800 objetos que fueron utilizados para las conmemoraciones de los Cien primeros años de la Independencia del país. Por ejemplo, el museo exhibe fotografías, medallas, cajas de latón, timbres, etc. También hay un fonógrafo que nos permite escuchar la voz del mandatario Porfirio Díaz.

No menos importante es el Museo José Alfredo Jimenez, el cual se ubica en la construcción que sirvió de vivienda al célebre compositor e intérprete de música ranchera.

De entre los objetos que se exhiben allí destacan algunos trajes de charro, telegramas, canciones escritas, premios, reconocimientos a Jose Alfredo, etc.

Otros edificios relevantes en el entorno de Dolores Hidalgo son el Templo de la Tercera Orden y la Casa de Visitas, esta última inconfundible por su fachada estilo plateresco.

Si hay algo que distingue a este Pueblo Mágico de Guanajuato son sus nieves de sabores.

Se trata de helados preparados de manera artesanal que tienen distintos sabores, algunos de ellos bastante sorprendentes: sábila, mole, cerveza, aguacate, etc. Se tienen disponibles estos helados en los comercios localizados en torno a la plaza principal del pueblo.

A solo siete kilómetros de Dolores se encuentra la comunidad de El Llanito.

Se perfila como una zona de influencia otomí, en la cual los visitantes podrán saborear ricos antojitos regionales y también conocer el admirable Templo del Señor del Llanito.