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Pahuatlán: Donde inicia el Totonacapan

Pahuatlán, un Pueblo Mágico enclavado en la Sierra Norte de Puebla, es un destino donde las culturas náhuatl y otomí conviven en perfecta armonía. Este pequeño rincón de México, que alguna vez formó parte del señorío del Totonacapan, destaca no solo por su belleza natural, sino también por la preservación de sus tradiciones ancestrales, como la famosa Danza de los Voladores. Si buscas un destino que combine historia, naturaleza y cultura, Pahuatlán tiene mucho que ofrecer.

Pahuatlán es un Pueblo Mágico que ofrece una experiencia auténtica, donde las tradiciones indígenas se entrelazan con la naturaleza y la cultura local. Ya sea que busques adentrarte en su historia, disfrutar de su gastronomía o explorar sus paisajes naturales, Pahuatlán es un destino que no te decepcionará.

El legado prehispánico: El papel amate y las tradiciones curativas

Una de las tradiciones más antiguas de Pahuatlán es la elaboración del papel amate, una técnica artesanal que ha sobrevivido desde tiempos prehispánicos. Este papel, que en su origen se utilizaba para ceremonias y como ofrenda a los dioses, sigue siendo producido en la comunidad de San Pablito, a solo 20 minutos del centro del pueblo. Los artesanos hñahñus (otomíes) de esta región han mantenido viva esta técnica ancestral, utilizando cortezas de árbol para crear el papel amate con el mismo cuidado y dedicación que sus antepasados.

Si visitas San Pablito, puedes aprender todo sobre el proceso de elaboración del papel amate y, si lo deseas, crear tu propio papel en uno de los talleres familiares, como el taller de la familia Santos Rojas. Este lugar también es conocido por la elaboración de artesanías de chaquira, que complementan la rica tradición artesanal de la región.

Pero no es solo el arte lo que conecta a Pahuatlán con su pasado prehispánico. Las tradiciones curativas también siguen muy presentes en este Pueblo Mágico. Los brujos locales, quienes heredan sus conocimientos de generación en generación, ofrecen curaciones para males como el “mal de ojo”, el “espanto” o incluso afecciones más místicas como el “tocado por el diablo”. Estas prácticas forman parte de la identidad cultural de la región y continúan atrayendo a personas que buscan aliviar tanto su cuerpo como su espíritu.

Un paseo por el corazón de Pahuatlán

El centro de Pahuatlán, aunque pequeño, está lleno de historia. La Iglesia de Santiago Apóstol, construida en 1652, es uno de los principales puntos de interés. Su arquitectura austera pero imponente refleja la influencia colonial en la región, y es el lugar donde cada 25 de julio se celebra la fiesta en honor al Santo Patrono Santiago, un evento que incluye presentaciones de los Voladores de Pahuatlán, también conocidos como Tocotines.

Otra parada imperdible en Pahuatlán es el beneficio de Don Conche Tellez, un lugar donde podrás conocer a fondo el proceso de producción del café, desde la extracción de la pulpa hasta el tostado final. Pahuatlán es conocido por la calidad de su café, especialmente las variedades arábiga, caturra y borbón. Después de un recorrido por el beneficio, es posible participar en una cata para aprender a identificar los matices de una buena taza de café, y por supuesto, no debes irte sin probar el café recién tostado de la región.

Naturaleza y aventura: explorando los alrededores de Pahuatlán

A solo 3 kilómetros del centro del pueblo se encuentra uno de los puntos más emblemáticos de la región: el Puente Colgante de Miguel Hidalgo y Costilla. Este puente, que conecta a Pahuatlán del Valle con Xolotla, ofrece una vista espectacular del río Pahuatiltla. Con 36 metros de altura y 60 metros de largo, cruzar este puente es toda una aventura, especialmente si te animas a hacer una parada en la cercana Cascada Velo de Novia, un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza.

Otra opción para los amantes de la aventura es visitar el Cerro Delgado y el Cerro de Pericos, ubicados cerca de la comunidad de Acalapa. Estos cerros ofrecen la posibilidad de practicar rappel mientras disfrutas de vistas impresionantes. Acalapa, además, alberga un bosque húmedo donde es posible observar fauna local como tejones, armadillos y zorrillos, así como una variedad de aves.

Para quienes buscan una experiencia aún más desafiante, el Cerro del Cirio, visible desde la carretera, es un destino ideal para practicar senderismo y montañismo. La exigente caminata hasta la cima es recompensada con vistas panorámicas inigualables.

Si lo tuyo es el downhill o el parapente, el Mirador de Ahíla es el lugar perfecto. A 1,750 metros de altura, Ahíla no solo ofrece una vista privilegiada de Pahuatlán y sus alrededores, sino que también es un punto de encuentro para ciclistas experimentados y parapentistas que buscan aprovechar las condiciones ideales del lugar para sus deportes.

Eventos y festividades: un calendario lleno de tradición

Pahuatlán no solo se destaca por su belleza natural y su rica historia, sino también por sus eventos culturales. Uno de los más importantes es el Encuentro Nacional de Voladores, que se celebra cada noviembre. Este evento reúne a voladores de Papantla, Cuetzalan y otros puntos de la región cultural del Totonacapan, quienes demuestran sus habilidades en una de las danzas más antiguas y simbólicas de México.

Otra celebración significativa es la Huapangueada, un concurso de huapangos y sones huastecos que se celebra al menos cinco veces al año. La música tradicional huasteca es parte fundamental de la identidad cultural de Pahuatlán y atrae a músicos y espectadores de toda la región.

Gastronomía: los sabores únicos de Pahuatlán

La gastronomía de Pahuatlán es otro de sus grandes atractivos. Los sabores de la región reflejan la fusión de las culturas totonaca, nahua y otomí, y se mezclan con los ingredientes traídos por los españoles. Entre los platillos más representativos están la cecina ahumada y los famosos chícales, hormigas que se preparan en salsa o fritas con chile chiltepín, un manjar prehispánico que, aunque puede parecer extraño, es delicioso.

Durante el tianguis dominical, es posible degustar los tamales de pascal y de cacahuate, así como los tradicionales taquitos de cebolla con chicharrón. La cocina de la región varía según la temporada, ofreciendo una gran variedad de quelites y frutos locales en diferentes épocas del año.

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