Entre los siglos XVII y XVIII, consecuentes a la conquista española, se sentaron las bases de la religión y la mezcla cultural que definiría en adelante la historia de México. Por ello, se establecieron en territorios estratégicos misiones y edificios de servicio público. Donde antes se adoraban dioses indígenas, se construyeron capillas, iglesias y catedrales con altares dedicados a una deidad desconocida.
Por supuesto, la resistencia de los pobladores originales no fue poca; de ahí la importancia del arduo trabajo de los frailes, que lucharon por mantener sus bastiones evangelizadores a flote. Precisamente la Diócesis de Linares, en el Pueblo Mágico del mismo nombre del estado de Nuevo León, tuvo un papel protagónico en la formación del noreste mexicano, en el sentido religioso y comercial.
Por ende, Linares es un sitio lleno de tesoros arqueológicos y novohispanos; como primera sede episcopal del estado, su Plaza de Armas congrega los edificios emblemáticos que le dieron un lugar primordial en la historia de México: la Catedral de San Felipe Apóstol, el Palacio Municipal, la Botica Morelos, el Casino y la Capilla del Señor de la Misericordia.
Es así como el Pueblo Mágico de Linares se ha constituido como un interesante lugar lleno de belleza arquitectónica e interés histórico, sumado a la vida cultural que se desarrolla en sus calles, teatros, museos y centros culturales, que junto a la calidez de los linarenses forman un agradable ambiente aderezado con su clima promedio de 22 grados durante todo el año.
Linares tiene una Plaza de Armas tan rica en historia como pocas en el país. En su costado oriente, se levanta imponente la Catedral de San Felipe Apóstol, que tras siglos de alianzas y traiciones se constituyó como el hogar de la primera sede episcopal del noreste desde noviembre de 1962.
A un lado de la enorme iglesia se levanta el Palacio Municipal, elegante construcción que representa un digno ejemplo de arquitectura neoclásica que tras una profusa reparación ha sido merecedora de importantes premios en el ramo.
Las gruesas columnas de su patio central retumban con la música del guitarrista clásico español Andrés Segovia, al marcar cada hora el reloj de la hermosa fachada color arena.
Al otro lado de la plaza se encuentra el Casino de Linares, construido en 1927 y cuya arquitectura está inspirada en el Teatro de la Ópera de París. Con sus numerosos pero sobrios ornamentos, es considerado el edificio más bello de la ciudad. Actualmente es un sitio de interés turístico, y además se utiliza para la realización de eventos especiales.
También en el centro, el Museo de Linares es un extraordinario sitio donde confluyen 200 piezas que reflejan el carácter dinámico de la historia de la región en un bello edificio de 1,600 metros cuadrados construido a finales del siglo XVIII para fungir como casa habitación de la familia Del Valle.
En 1997 fue restaurado para fungir como el museo del pueblo, y abarca desde la prehistoria con los fósiles mostrados en su patio, petroglifos y piedras talladas por los primeros habitantes de la región, hasta el siglo XX que se exhibe a través de los muebles, vestimentas, el glamour y la bonanza de sus pobladores.
En la Casa de Cultura de Linares también es posible sumergirse en los aspectos intangibles del pueblo, a través de exposiciones, obras de teatro, talleres y una nutrida biblioteca.
Una de las construcciones más nobles de Linares es la Capilla del Señor de la Misericordia, robusto edificio de cantera con un campanario que por su fortaleza varias veces sirvió como refugio contra las incursiones de indígenas hostiles, en especial de los apaches.
Linares no es solamente sus hermosos edificios; a su alrededor existen varios destinos naturales que ofrecen magníficas vistas y recreación a sus visitantes.
El más enfocado al turismo recreativo es el Parque El Nogalar, en cuyas instalaciones se puede disfrutar de albercas, toboganes, río lento, palapas, asadores, zonas para quedarse a acampar, y el fascinante Museo Geológico de Linares, que exhibe interesantes restos fósiles de mamut y otros animales del Pleistoceno encontrados en la zona.
Casi veinte kilómetros al noreste de este Pueblo Mágico, la Presa Cerro Prieto se ha convertido en un sitio muy socorrido por los turistas para practicar la pesca deportiva de especies como bagre y mojarra, y practicar deportes acuáticos como el kayakismo, además de disfrutar en sus albercas, restaurante y asadores.
Un sitio imperdible para comprender la historia de la pujante vida comercial de Linares es la Ex Hacienda de Guadalupe. En un inicio, perteneció al capitán Alonso de Villaseca, un rico minero español, que fundó el edificio en 1667 y lo donó a los jesuitas para apoyarlos en su misión evangelizadora.
Otra construcción que no se puede dejar de conocer en Linares es el Acueducto, de cinco metros de alto y 110 de longitud, única en la región por su estilo y técnica arquitectónica. La singular obra hidráulica cuenta con 33 arcos tipo Tudor, ojivales, de piedra muy bien trabajada.
El pueblo de Linares ofrece a sus visitantes varias opciones para conocer sus edificios y rincones emblemáticos, como los paseos dominicales y nocturnos.
En Linares se reunieron los alimentos nativos de la región citrícola del país, como la flor de azahar y el naranjo, y las costumbres culinarias de los colonizadores españoles, franceses y sefarditas que llegaron desde el Medio Oriente atraídos por el potencial comercial de la región.
Lo anterior dio como resultado delicias culinarias propias del norte mexicano: cabrito, cortadillo, barbacoa, quesos y tortillas de harina, combinadas con platillos locales como las famosas tortas compuestas, hechas en pan suave bañadas en salsa de jitomate con chorizo y rellenas de verduras con queso o huevo cocido.
En este Pueblo Mágico se pueden comprar otros ricos dulces típicos elaborados con nueces, piñones, cacahuates, almendras, pepitas, cacao, huevos, harina de trigo o maíz, mieles de piloncillo, de abeja, azúcar o aguamiel, coco, canela, frutas frescas o secas, cactus o semillas.
Las marquetas, el pan dulce de pasta hojaldre, la carne seca y el chorizo son otras delicias culinarias imperdibles para llevar de Linares.
En cuanto a las artesanías, son célebres los productos de talabartería hechos con piel de cabra y de vaca, al igual que las figuras y objetos utilitarios de madera y carrizo.
Linares se encuentra a 127 km de Monterrey, a donde se puede llegar en avión a través de AeroMéxico, Volaris, VivaAerobus o Interjet, y a partir de ahí se toma un autobús de las líneas Transportes del Norte o Turimex Internacional. También en la ciudad de Tamaulipas la línea Transpaís llega directo a Linares. En automóvil, la Carretera Federal 85 llega directo a Linares desde Monterrey.