Zacatecas, es sin duda un ejemplo relevante de una ciudad colonial de la provincia mexicana; una ciudad minera de raíz netamente mestiza, ubicada en los linderos culturales de la Nueva España, y un irradiante foco cultural orientado hacia las vastas regiones norteña, cuyos momentos de esplendor, en sus más de 450 años, quedaron claramente plasmados en su arquitectura.

Este conjunto de bienes fue convirtiéndose en el patrimonio que vinculó a los habitantes con su historia, encarnando un valor simbólico de identidades culturales, con plausibles testimonios que son evidentes huellas que reflejan la existencia y evolución de esa sociedad que, como una forma de expresar su acontecer y vida diaria, expuso su capacidad creativa para preservar los trazos de su historia.

Por tal motivo, y ante la necesidad de proteger y salvaguardar este tipo de sitios en el mundo y por considerarla como de las mejor preservadas del mundo, en 1993 la UNESCO declaró su centro histórico "Patrimonio Mundial".